miércoles, 19 de enero de 2011

El jardín de los bonsais.





En la parte más elevada del Jardín Botánico de Madrid se encuentra este pequeño tesoro. Una colección de extraordinarios bonsais que Felipe González donó a la institución después de ser Presidente del Gobierno.
Casi escondido a las miradas ajenas, hace falta un pequeño esfuerzo para llegar hasta el (venga, solo es una pequeña cuesta...) Es como un jardín secreto dentro del Botánico.
Los bonsais se presentan sobre bancos o pedestales rectos de granito, a modo de galería de arte, con un acertado (y a veces perfumado) fondo de laurel recortado en un recorrido corto salpicado de miradores con vistas al resto del jardín.
Recomiendo que, aunque no te entusiasmen estas pequeñas creaciones (realmente se crean con el trabajo paciente y continuado, minucioso e ininterrumpido), te asomes a este rincón y compruebes su belleza. Retorcidas piezas individuales o evocadores grupos en forma de bosques, atraen nuestra curiosidad por su fragilidad, por su detalle.
Pequeños brotes de diminutas hojas intentan crecer entre alambres que encauzan su desarrollo. A veces, una simple roca plana es la base de un conjunto de árboles reducidos cuyas raíces intentan aprovechar a nuestra vista la poca sustancia de la que disponen en sus mini cepellones...
Un mundo encantador, muy distinto si se visita en Invierno o en Verano. Imagina el estallido de color en Primavera o calcula su belleza de Otoño.

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