sábado, 29 de enero de 2011

Soledad en el convento.





El fin de semana pasado pusimos rumbo hacia Perales del Río. A los pies del embalse de San Juan (lo que se llama la playa de Madrid), se encuentra este pueblo con un desarrollo... bueno, digamos que el pueblo no es lo más bonito. Sin embargo, una avenida lo comunica con la entrada a un recinto de historia asombrosa.
Un día vimos un reportaje sobre la vida de un arquitecto que en su día compró un gran monasterio. El edificio impresiona por sus dimensiones, amplitud, y su estado... en ruinas. Ya sabeis, me atraen. Así que esa fue la excusa para ir a su encuentro.
En el reportaje el dueño explicaba que había restaurado una torre. Allí vive rodeado de libros y soledad, imagino, un poco como un antiguo ermitaño. El resto permanece apuntado, protegido por unos muros, antiguas defensas de la congregación.
En la entrada, una placa recuerda el acuerdo que este arquitecto ha llegado con las autoridades locales para que su propiedad pase a manos municipales en el futuro. Supongo que los costes de conservación o su restauración serán elevados y espero que en su futuro se encuentre un adecuado destino y uso.
De momento, gracias a esta persona, se ha detenido el deterioro (abandono) de un gran recinto monumental.
Simplemente, por mi parte: muchas, muchas gracias.

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