miércoles, 18 de mayo de 2011

El jardín de Sorolla en Madrid.





Es un oasis dentro de la gran ciudad.
Rodeado de mastodónticos edificios al lado del Paseo de la Castellana, sumergido pero apartado del caos circulatorio de la urbe, pervive este palacete de descanso, concebido y construido por el pintor Sorolla, en su estancia en Madrid. Fue su hogar, su estudio y el jardín su refugio. Escenario donde practicar su polícroma paleta de colores, con su pinceladas vibrantes, sueltas pero certeras y seguras.
El jardín rodea tres lados de la casa, y se articuló en tres zonas, una en la entrada que precede al edificio y lo presenta, con su banco de inspiración andaluza; otra con un estanque y columnata de inspiración más clásica salpicada de esculturas; y una tercera con una zona de mesas y sillas donde merendar o conversar a la sombra de un emparrado.
Es un jardín muy personal, en donde hasta podemos casi oír el sonido de unas fuentes mudas en su sequedad. En donde el verde de la vegetación se alegra con el color y olor de unas rosas, unos geranios... En donde un gran magnolio pone la nota exótica...
Representa una época de simbiosis, de combinación de estilos en una superposición que gustaba de rodearse de "cosas bellas". Era el escenario en el que pululaban clientes y realeza, un ambiente íntimo y desenfadado donde coleccionar y exponer obras de arte. Bronces y fuentes, escudos y cerámicas. Toda una combinación de elementos que nos ayudan a comprender el gusto y la vida de un artista afincado por temporadas en la capital.

martes, 17 de mayo de 2011

Impecable restauración en Ciudad Rodrigo.





El Palacio de Los Castro en Ciudad Rodrigo (Salamanca) se descubre ante el visitante con una restauración minuciosa, muy moderna. La piedra desnuda se muestra en los detalles arquitectónicos: marcos y molduras, escaleras y arcos. Se complementa con una decoración contemporánea muy limpia, una tendencia de vanguardia que sorprende en una población tan alejada de los centros de tendencias. No sé si los habitantes de la ciudad castellana fronteriza con Portugal entienden y comprenden las sutilezas de volúmenes casi vacíos en los que se presenta. Esta estética resulta algo fría, desconcertante, y creo que solo unos pocos comprenden el ejercicio de estilo realizado en este edificio.
El resto de la oferta turística que ofrece la localidad denota un ambiente costumbrista, bastante recargado, que refleja los gustos populares. Contrasta con esa imagen de habitaciones con pocos elementos, paredes desnudas, salpicadas de escogidas antigüedades y piezas de vanguardia (a pesar de su estética "vintage").
Es muy loable la labor de conservación de este gran palacio, con su soberbio patio, su gran fachada, su asombrosa y amplia escalera realizada con grandes piezas monolíticas de piedra...
Una apuesta privada en la renovación del patrimonio que espero sea apreciada y divulgada, que apuesta por un cliente exigente, aunque sabemos que es escaso.
Quizás se tenga que realizar una labor de "redecoración" puntual y temporal para los eventos allí celebrados, y así animar y convencer a los futuros clientes para que se decidan a elegir este lugar como marco de sus celebraciones o reuniones. Relajar este ambiente frío y quitar el miedo a contratar servicios. Y que después de estos actos, prescindiendo cómodamente de estos añadidos puntuales, el Palacio de Los Castro vuelva a lucir orgulloso su nueva imagen.

viernes, 13 de mayo de 2011

Sombras en la Casa Cervantes.





En la ciudad universitaria de Alcalá de Henares, a pocos kilómetros de Madrid, en su casco histórico, se encuentra la casa museo Cervantes. Es un recogido edificio de época que descubrimos tras su pequeño jardín delante de la fachada. Toda la casa se articula en torno a un patio central con pasillos abiertos en su piso superior y apoyado en columnas de piedra en la inferior.
El patio ya no está abierto. La lluvia ya no moja las baldosas de barro cocidas de los corredores superiores, brillantes por las capas de cera que lo protegen. Tampoco moja los ruejos de la planta inferior, que en tiempos pasados conducirían el agua hacia el pozo, no se si hacia algún aljibe.
Lo cierra un techo de cristal, pero este no impide que el sol penetre con fuerza en su interior. En verano, unos toldos desplazados de lateral a lateral mediante cuerdas, restan intensidad a esta luz, que en su fuerza acaba con los colores de las telas, baldosas...
En estos días de primavera el toldo permanece encogido a un lado, pues el calor calienta unas paredes frías tras el invierno. Los barrotes de madera de la barandilla superior proyectan hermosas sombras en el pavimento reluciente. Los visitantes con sus pisadas, sin saberlo, sacan lustre natural a esta superficie rojiza, intensa. Su color contrasta con el blanco de las paredes, y el tono oscuro de la madera en las vigas, los pilares, marcos y puertas.
Cuando la afluencia de visitantes disminuye, uno puede sentarse en un banco justo al lado de la escalera y disfrutar como antaño de la paz interior del recinto. Observar con tranquilidad esa repetición consecutiva de perfiles curvos...

martes, 10 de mayo de 2011

Cristal de La Granja.





Cristal para ser admirado.
Trasparente, puro. De formas caprichosas, curvas, angulosas en su talla que nos recuerdan a una piedra preciosa. Nos revela un trabajo esmerado, sin alcanzar la perfección de las manufacturas francesas de la época. Pero da igual. Ahí también reside su especial encanto.
Estas imágenes corresponden a una lámpara que se puede admirar en El museo de Segovia, un museo sito en un edificio que se asoma en un extremo de la muralla, a modo de península, en la ciudad castellana. Fue desde tiempos de Enrique IV matadero urbano y ahora ha sido trasformado en un museo que alberga una diversa colección de objetos.
Entre ellos, esta lámpara de cristal creada en los talleres de la Real Fábrica de Cristal de La Granja. Lo bueno, es que se encuentra ubicada a la altura de la mirada, dentro de un cubo de cristal muy bien iluminado. No me pude resistir a la tentación de tomar unas fotografías que revelaran aspectos escondidos, detalles que en su conjunto se pierden, reflejos de unos brillos del cristal sobre el cristal.
Agradezco desde aquí que se permitan hacer fotografías sin flash en los museos, respetuosamente, aunque a veces sabemos que resulta complicado su control. El resto del museo alberga piezas interesantes pero de un interés muy específico. Hebillas visigodas, tablas flamencas, objetos romanos, retratos, piezas de cerámica y numerosas de cristal de La Granja...


lunes, 9 de mayo de 2011

Llega la Primavera...





Llega el buen tiempo. Con el, las ganas de disfrutar de un jardín dormido, muy frondoso tras unos meses de viento y lluvias. Hay que empezar a sentirse bien en este espacio que a veces es engalanado con macizos de flores.
Me gusta diseñar jardines que no necesiten un mantenimiento excesivo. Que no sean perfectos. A pesar de la inserción de estructuras (fuentes, barbacoas, asientos...) estas han de envejecer con encanto, sin desmerecer el conjunto. Por eso me gusta trabajar con materiales nobles.
Y de vez en cuando darles una nota de color. Un jardín sin flores es... pero se que estas son de temporada. Y ahí está el encanto. En que cada año se diseña un nuevo enfoque en colores, formas... El fondo permanece: verde, exuberante. Pero los detalles cambian.
Y para las ocasiones especiales se puede sustituir el surtidor central de un estanque por un macizo rocoso del que surgen delicadas flores: puras en su color, que se reflejan en las aguas tranquilas.
Un ejercicio de imaginación creativa que puede adoptar múltiples soluciones.

domingo, 8 de mayo de 2011

La vida en una villa romana.





En la carretera N-601, a 137 km. de Madrid en dirección Valladolid, se encuentra, en mitad del campo, el Museo de las Villas Romanas. En el podemos visitar los restos de una villa romana activa en los siglos IV y V. Lo más llamativo sin duda son los lujosos restos de mosaicos que poseía el edificio. Protegidos por una gran estructura moderna en acero, de fácil contemplación desde unas pasarelas elevadas, podemos admirar un arte singular que crea formas hermosas en el pavimento a base de miles de pequeñas piedrecitas multicolres.
Formas geométricas, vegetales, otras figurativas. Todo vale para crear un universo que se pisa, que se disfruta durante la vida cotidiana y que ha perdurado más de 1500 años. Es curioso comprobar como algunos diseños de mosaicos se nos revelan actuales, como si hubieran surgido de un catálogo contemporáneo de pavimentos.
En los restos de algunas paredes podemos observar como, cuando el presupuesto no lo permitía (hace tanto tiempo y las cosas siguen sin cambiar...) en lugar de cubrir las paredes con ricos mármoles, se imitaban con pinturas y esto permitía desarrollar una gran imaginación en formas, colores y vetas.
Es muy importante cómo los mosaicos permitían elaborar una imagen muy personal de los propietarios, pues se escogía qué imágenes, textos o motivos permanecían bajo los pies al alcance de las miradas de cada visitante.
Me resulta curioso el pequeño mosaico de unos peces que permanecía en el fondo de un estanque. Es un motivo muy usual de decoración de los baños romanos, y me permite imaginar el placer que sería tomar un baño disfrutando de su imagen a través del agua, como si estuvieran estos peces compartiendo el agua conmigo.
El yacimiento completa sus instalaciones con un museo y la reproducción visitable de una villa estereotipo romana. Con su patio, comedor , dormitorios...

lunes, 2 de mayo de 2011

Un palacio gótico veneciano auténtico.





En uno de los numerosos paseos por las calles de Venecia, un día, por sorpresa, nos topamos con este encantador palacio gótico. Trasformado en marco de exposiciones temporales, lo primero que nos llamó la atención es este patio. La humedad persistente de Venecia, a través de los siglos, había dotado a sus paredes de una pátina especial que solo el tiempo consigue.
Una gran escalera ascendía desde la plante calle hasta la planta noble. Allí donde seguramente residían los acaudalados propietarios de turno. Cabezas de personajes son dispuestas para dotar de importancia a la escalera. Desconozco ahora su significado, pero su presencia inquieta por su grado de erosión. Sus rasgos han sido difuminados y denotan una apariencia un poco fantasmagórica.
La vegetación crece en sus paredes. Enredaderas entrelazan sus ramas en una competición ascendente por alcanzar la luz. Macetas y jarrones revientan de verdor y dan color a este pequeño jardín secreto interior urbano.
La construcción demuestra numerosas ampliaciones. No responden a un plan organizado, simétrico, sino más bien a resolver las necesidades puntuales y a las posibilidades económicas que cada propietario a lo largo del tiempo ha dispuesto en el conjunto.
Una mezcla de estilos reflejan estas distintas fases, desde las arquerías góticas superiores, las renacentistas justo debajo o el brocal de pozo barroco. Pero todo ello convive. Dialoga en una simbiosis no sabemos si muy acertada pero muy unificada por el tiempo. Es una arquitectura contundente en piedra y madera, concebida para perdurar. Y esto sí que para mi demuestra un gran valor ecológico.