Me vienen tiernos recuerdos de la época en la que realicé el diseño de este mueble. De esto hace más de quince años, y me limitaba a esbozar sobre papel las trazas sencillas de esta pieza. Hoy en día controlaría mucho más su resultado. Habría cuidado mucho más los acabados, resolvería de otra manera unos encuentros de materiales y zonas que ahora no aprobaría.
Pero aún así el resultado refleja en esencia lo que quería trasmitir. Crear un lavabo que recordara la estética romana. Una encimera de mármol verde, un "cuenco" en mármol crema (por entonces muy novedosos), madera rojiza, sencillas molduras o listados en tacos y detalles en bronce...
Una imposición fue la colocación de un monomando para regular el agua. Tras numerosas opciones me incliné hacia un sencillo modelo cromado, que con el tiempo ha resultado perfecto y atemporal. Con precisión fue empotrado en la superficie horizontal de manera discreta pero muy presente. Sin esconderlo y buscando el lado práctico.
El agua brota desde un sencillo caño industrial introducido en una pieza de bronce, que por supuesto no estaba pensada para ello, pero que resolvió el enmascaramiento y resulta atractiva.
Los complementos se escogieron para reforzar esa idea de recuerdo hacia el mundo clásico: una escultura en terracota, una "polvera" napoleónica, una sencilla jabonera en mármol...
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