Realmente sorprendente. Parece mentira que una planta tropical se pueda desarrollar así en un estanque. Más sorprendente es si este estanque se encuentra al exterior en Amsterdam. Pero está allí. Desplegando sus grandes hojas sobre la superficie del agua y ancladas al fondo con robustos tallos sumergidos.
Me viene a la memoria una antigua película en blanco y negro de Tarzán, en la que su hijo juega a deslizarse por las corrientes de un río encima de una de estas hojas. Me parecían increíbles pero ahora comprendo que pueden ser realidad. Robustas y compactas, parecen un poco amenazadoras, como una planta carnívora. Pero a la vez incitan a ser tocadas, a poner la palma de la mano sobre su superficie para comprobar lo esponjosas y suaves que son.
Me imagino que parte de su vitalidad reside en los cuidados de los empleados del jardín botánico, pero parece más un éxito de adaptación natural. Sus flores blancas, tan exóticas como el resto, afloran a la superficie y se abren a pesar de la escasez de sol. Tampoco parece que les afecte que acababa de caer una abundante tromba de agua fría.
Es lo que tiene "vivir" en Amsterdam...
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