jueves, 25 de noviembre de 2010

Noches de Verano.


Ahora que arrecia el Invierno, a veces, añoro organizar cenas nocturnas a la luz de las estrellas. Disfruto buscando una nueva imagen de un jardín. Velas y luces indirectas son mis mejores aliados para trasformar un recinto en un lugar nuevo cada vez que entran los invitados. Busco la sorpresa, el despertar la curiosidad hacia aquellos lugares que una iluminación general de día hace que pasen desapercibidos. Imágenes que se retienen en la memoria (o en las fotografías) de los espectadores y que provocan una sensación de bienestar.
Este montaje lo realicé para un cumpleaños en Madrid. Un jardín, unas escaleras con fanales y unas velas que desprendan mucha luz (no todas valen, y casi siempre hay que olvidarse de las de importación), iluminación eléctrica puntual y una distribución de muebles equilibrada. Ya está.

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