martes, 30 de noviembre de 2010

Una cocina cómoda.



Cuando se me encomendó este encargo había unas premisas muy claras: algo diferente, moderno pero acogedor y práctico. Partía de una cocina totalmente blanca: no era práctica. Unos muebles de diseño que resultaban fríos. Un espacio difícil de resolver. Al final la combinación de cornisas de madera iluminada, travertino oro en grandes placas consecutivas (manteniendo una fascinante continuidad en las vetas) que lo hacían muy sufrido a la vez que le da un punto de lujo, y la creación de tres grandes cubos de madera y cristal (uno de ellos la puerta) en sustitución de una opaca pared de ladrillo, trasformaron este espacio en algo de lo que sus propietarios están muy orgullosos.

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