sábado, 19 de febrero de 2011

Grandiosidad en Mantua.





Mantua. Una gran ciudad casi desconocida al extranjero.
Opulenta y espectacular capital de uno de los principados que más protegieron y desarrollaron las artes, se presenta ante nosotros rodeada de lagunas, se me antojan casi mares, por tres de sus costados. Se asemeja a una gran ciudad portuaria con un inmenso conjunto palaciego (cuando digo inmenso uno no imagina los cientos de interesantes habitaciones que cobija) protegido del exterior por unas portentosas murallas.
Por otro lado se ubica uno de los edificios que más me han impresionado en mis viajes: el Palacio del Te, una de las más hermosas villas suburbanas visitables, obra insigne del arquitecto Julio Romano... Y el ambiente relajado, elegante, un poco decadente de sus calles y rincones.
Otro de estos ejemplos que demuestran su vocación como impulsora de las artes es la basílica de Sant´Andrea. Que impresión al entrar en su interior. Las fotografías no pueden, ni siquiera un poco, reflejar la sensación de estar ante un espacio claramente inspirado en la antigüedad. Una obra fruto del trabajo creativo de un Leon Battista Alberti deseoso de crear un espacio admirable y funcional (sobre todo en su capacidad de reunir e impresionar a las personas), y la ambición y demostración de un gusto exquisito por parte de los representantes de turno de la familia Gonzaga. Entre los muchos artistas que además contribuyeron a la creación en todas sus facetas de este edificio no tengo la menor duda que Mantegna, con sus pinturas y estilo, dejó una profunda huella. Sus restos reposan en el interior y su busto de mirada intensa aparece en una de sus paredes sobresaliendo de un disco de pórfido, obra posiblemente del propio artista.
Además de disfrutar de un paseo por el interior, de curiosear y empaparte de "arte", te recomiendo bajar a la cripta para admirar la cúpula desde las entrañas del edificio.

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