El Palacio de Los Castro en Ciudad Rodrigo (Salamanca) se descubre ante el visitante con una restauración minuciosa, muy moderna. La piedra desnuda se muestra en los detalles arquitectónicos: marcos y molduras, escaleras y arcos. Se complementa con una decoración contemporánea muy limpia, una tendencia de vanguardia que sorprende en una población tan alejada de los centros de tendencias. No sé si los habitantes de la ciudad castellana fronteriza con Portugal entienden y comprenden las sutilezas de volúmenes casi vacíos en los que se presenta. Esta estética resulta algo fría, desconcertante, y creo que solo unos pocos comprenden el ejercicio de estilo realizado en este edificio.
El resto de la oferta turística que ofrece la localidad denota un ambiente costumbrista, bastante recargado, que refleja los gustos populares. Contrasta con esa imagen de habitaciones con pocos elementos, paredes desnudas, salpicadas de escogidas antigüedades y piezas de vanguardia (a pesar de su estética "vintage").
Es muy loable la labor de conservación de este gran palacio, con su soberbio patio, su gran fachada, su asombrosa y amplia escalera realizada con grandes piezas monolíticas de piedra...
Una apuesta privada en la renovación del patrimonio que espero sea apreciada y divulgada, que apuesta por un cliente exigente, aunque sabemos que es escaso.
Quizás se tenga que realizar una labor de "redecoración" puntual y temporal para los eventos allí celebrados, y así animar y convencer a los futuros clientes para que se decidan a elegir este lugar como marco de sus celebraciones o reuniones. Relajar este ambiente frío y quitar el miedo a contratar servicios. Y que después de estos actos, prescindiendo cómodamente de estos añadidos puntuales, el Palacio de Los Castro vuelva a lucir orgulloso su nueva imagen.
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