martes, 28 de diciembre de 2010

Antes y después. Cocina.



Es la misma cocina, son los mismos muebles, pero no lo parecen... ¿qué ha cambiado? El concepto de entender su relación con el entorno.
Antes, una pretendida estética "actual" basaba en el color blanco su argumento. Blanco para las paredes, blanco para el techo, blanco para el suelo (¿en una cocina que quiere ser útil...?). Para dar comodidad, los utensilios de cocina cuelgan de barras, permanece en las encimeras... Lo que pretendía ser un espacio de higiene acaba rebosante de huecos, esquinas en los que se hace muy difícil y costoso mantener la pulcritud.
Resalto el blanco del suelo. Su cambio fue la razón fundamental a la hora de realizar este encargo (no hay palabras para definir los calificativos dedicados por los propietarios en este aspecto).
Después, se ha añadido mármol. El color refuerza el contraste con los muebles. En ellos, ahora, resaltan sus líneas puras. Se antojan más modernos. Permiten una ubicación más rápida en su contorno.
La cornisa de madera refuerza un carácter acogedor. En este caso, los propietarios disfrutan del arte culinario y querían un ambiente más... (no lo sabían definir). Distinto a lo que ya tenían.
Les propuse nuevas texturas, superficies con vida. Pero mantener el carácter práctico, cómodo. Volví a introducir en los cajones los utensilios y solo mantuve en superficie unos espectaculares pimenteros de gran valor sentimental.
Estas dos fotografías desvelan que lo importante no es gastarse mucho dinero en comprar sofisticados muebles de diseño. Sino el saber sacar el máximo partido a una inversión. Ya no es sólo una cuestión estética. Se han de crear espacios para las personas. Que reflejen su personalidad.

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