miércoles, 29 de diciembre de 2010

Luz de velas. Esencias en Gijón.





Ayer me ocurrió una entrañable anécdota. Unos clientes, una pareja de Gijón, pasó por la tienda de casualidad. Les encantaba el ambiente y reconocían algo en ella. Tras una vuelta por su interior, se acercaron al mostrador portando unas velas con esencia. Nos dispusimos a hablar y después de unas palabras me preguntaron: ¿no tenías un local antes cerca de aquí?. Sí, eran antiguos clientes del antiguo DAD (nuestro precedente a escasos metros del actual). Cada año por estas fechas visitan un familiar en Madrid, y un año ya no nos encontraron. Ella, entre otras cosas, consumía nuestras velas. Como no las encontraban, conservaba una, envuelta en el mismo papel de seda rojo con las que las entrego en la actualidad. ¡Todavía desprende olor! Me dijo. Ya han pasado cinco, seis... años desde entonces.
La esencia natural perdura, se desprende de manera gradual al ser quemada y crea un ambiente especial.
Hablamos entonces de Madrid, del barrio, sus cambios, Gijón...
Una sola vela ha sido la responsable de un feliz reencuentro, de una charla amigable que espero se vuelva a repetir.

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