El castillo de Castelvecchio de Verona es uno de esos lugares que merecen una visita tranquila. Cansado de realizar viajes"culturales" en lo que lo importante es "ver" arte, colocando aspitas delante de las obras para poder decir: aquí estuve yo o yo lo he visto, prefiero dedicar su tiempo, empaparme del ambiente que las rodea.
Lo maravilloso de este Museo Civico d´Arte (un nombre perfecto) es que permite observar pintura en un entorno cargado de historia, donde las paredes hablan por sí mismas. Cuando ya te has cansado un poco de ver cuadros, el recorrido te propone un descanso paseando entre las almenas de sus murallas, disfrutando de sus vistas y de su privilegiada posición junto al río Agido. De repente una puerta entreabierta te invita a entrar a un torreón donde se siguen exhibiendo esculturas, otra pequeña dosis de arte que se digiere sin empacho, y de nuevo una vuelta por los corredores que dan al patio interior...
Las vistas al evocador Ponte Scaligero (puente fortificado medieval con cimientos romanos), las panorámicas hacia las colinas que circundan Verona... hacen tandem sin igual con las obras de Mantegna y Bellini, de Tiepolo y Tintoretto.
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