sábado, 25 de diciembre de 2010

Detalles del día de Navidad.





Una biblioteca. Un techo rojo con molduras claras. Luz indirecta.
La seriedad de este ambiente se rompe una vez al año con una explosión de ángeles, campanas y cristal.
Vuelvo a desarrollar un mundo fantástico en el que una supuesta vegetación verde ha crecido en un rincón de la habitación. Trepa por las esquinas y las cornisas al igual que lo hiciera una planta de hiedra en el jardín. Solo que aquí está poblada de personajes alados que la habitan rodeados de luces, telas que se retuercen, frutas escarchadas y ramas "descuidadamente" dispersas.
Otro ejercicio de composición que busca sorprender, atraer la mirada individual hacia los pequeños detalles y que ha de impactar en su conjunto. Una decoración excesiva pero que no canse. Una decoración que invite a la fotografía junto a ella, a leer aquel libro que se quedó a medias por falta de tiempo.

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