martes, 21 de diciembre de 2010

Nieve en Navacerrada.





Esto es una pequeña locura.
Cuando dicen que va a hacer frío, cuando dicen que se esperan precipitaciones, que no se coja el coche... ¿te vas a quedar en casa? ¿no es tentador hundir los pies en la nieve?.
No te lo pienses.
Ves que el cielo se cierra, que poco a poco empiezan a caer copos... ¡Es la nuestra! Te abrigas en condiciones, llamas a los amigos dispuestos y... a coger el tren. No es el tren de Los Alpes, ya, pero si tienes suerte que la nevada sea copiosa, llegas a Cercedilla y te montas en el tren cremallera, puede ser una inusual y bonita experiencia.
Observas cómo avanza el tren apartando la nieve entre unas pendientes en las que no se ven ni adivinan las vías. La nieve se despeja a los laterales con las cuchillas delanteras y el convoy continúa el camino cuesta arriba entre pinares helados, profundos valles tapizados en blanco y hermosas panorámicas.
Tus ojos no pueden dejar de asomarse a la ventanilla para no perder detalle de tan hermosa estampa. Es como vivir una pequeña película en la que escuchas suavemente las campanillas de una canción navideña, sientes el frío en el rostro, pero no te importa. Llegas a Navacerrada y la nieve se amontona en el apeadero por todos los sitios. Pequeños caminos entre un metro de nieve te permiten llegar a la estación y de ahí en adelante es todo tuyo. La aventura de intentar caminar cuesta arriba es una proeza pero el calor (por muchos calcetines que te pongas no lo sentirás en los pies) que te falta lo compensas con la ilusión de una verdadera batalla de bolas, las carcajadas de algún tropiezo o simplemente con la sensación de hundirte en la nieve.
Sabemos que Madrid no es Suiza. Pero viendo estas fotos alguien podría confundirse.
Es una pequeña locura. Nos costó un resfriado. Pero las risas y el disfrutar de aquella tarde lo merecieron.

No hay comentarios:

Publicar un comentario