Ya no hay ruidos. El bullicio de la estación estival da paso a una bella tranquilidad. El jardín de este chalet, que año a año sus propietarios quieren que lo adapte y mejore, respira un aire más descuidado sí, pero también más romántico, más natural.
Las hojas se amontonan de vez en cuando, el césped no requiere tantos cuidados, las ramas crecen sin que nadie las recorte para adaptarlas... Es una época en la que el jardín invita a paseos abrigados, a meditaciones solitarias antes de entrar en casa, encender una chimenea y pasar una relajada tarde.
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